Un euro para ver la muerte. Esto es lo que se pagaba en un parque de diversiones de Milán, en el norte de Italia, para ver la ejecución en una silla eléctrica de un maniquí de látex. En este juego más que exitoso que simulaba a la perfección la pena capital, el muñeco, durante un minuto, gritaba, se retorcía, se freía y finalmente quedaba inmóvil.
La noticia de la existencia de algo tan tétrico, publicada ayer por el diario La Repubblica , desató una gigantesca polémica en Italia, donde cientos de voces se levantaron, horrorizadas, en contra del juego.
La protesta fue tan fuerte que el director del Luna Park de Milán, puesto sobre el banquillo, comunicó ayer el inmediato cierre del "show de la silla eléctrica".
El juego había llegado hacía unos días desde Las Vegas, la capital mundial de la diversión. Desde entonces, tuvo muchísimo éxito entre niños y adultos, que todas las noches formaban fila para contemplar la espantosa agonía del muñeco de látex.
La gente colocaba la moneda de 1 euro y se entusiasmaba al ver cómo falsas descargas eléctricas ejecutaban al maniquí, con el torso desnudo, rapado y con electrodos en la cabeza. Y se deleitaba, con risas, entre las nubes de humo y los gritos del condenado a muerte amplificados por los parlantes, mezclados con música rock.
"Es un juego espeluznante; no contribuye para nada con la educación", protestó Tiziana Maiolo, una de las fundadoras de Nessuno Tocchi Caino (Nadie Toque Caín), una famosa asociación italiana que desde años lucha por la abolición de la pena capital, que consideró que la atracción es "pornografía macabra".
Se sumaron cientos de voces, espantadas ante semejante barbarie.
"La verdad es que un adulto que lleva a sus niños a ver este juego es una persona que no está bien consigo misma", dijo, por su parte, Don Gino Rigoldi, capellán de una cárcel de menores de Milán.
Pese a la indignación generalizada, el dueño de la polémica atracción, Renzo Biancato, defendió "su" juego, único en Italia, que compró por Internet en 5000 euros después de haberlo descubierto en una revista especializada.
En el centro de una repentina atención mediática (el clamor de la noticia hizo que hasta periodistas japoneses fueran a ver al condenado en la silla eléctrica), Biancato explicó a la agencia ANSA que "se trata sólo de un juego de terror". "La gente se ríe -agregó-, y nunca se quejó ningún padre."
Elisabetta Piqué
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junio 29, 2009
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