octubre 30, 2005

La Luna de Valencia


Son cinco años ya. Cinco miserables y soreticos años. O quizas sean solo cinco pequeños e invisibles años de esperanza? Nostalgias de un tango abandonado a su maldita suerte en el medio de la tierra de nadie o de muchos pero no la mia. Nostalgias de añorar algo que no pudo haber pasado y que tampoco va a llegar a pasar por aqui adentro de este cuerpo de sangre, mierda, cachos de huesos, tripas y bofe. Melancolia como siempre tan barata que me penetra sin siquiera hacerme gozar un miserable orgasmito. Abandonado por mi mismo en el medio de un camino a contramano, lastimado y sangrando por la herida donde comen estos malditos cuervos grandes como gatos grandes que atacan hasta a los perros de dientes amarillos y humedos del jugo de los niños desprepuciados que les sirvieron de alimento en esta naturaleza sabia.
Cinco años de soledad compartida mirando el mar de tierra adentro que nos moja hasta los pelos del orto que se achican junto a tus miedos y tus faltas de seguridad y tus faltas de compromiso ante esta causa perdida que no me permite ni siquiera recibir una mierdita de migajas de cariñito que no venga solo de tus uñas tan largas y llenas de brillo y esplendidamente pintadas y confeccionadas en las casas de descuentos para las putas como vos tan putas de recuerdos olvidados entre las cucarachas de tu croquetita. Y pensando solo en el llanto del silencio. Y no abriendo tu gran destino de puton inmaculado, santo de todos los santos, santificado sea tu orto, hagase mi voluntad en esta tierra que de tan santa ya se cago de infierno. Y amurallados todos juntos le pedimos a las piedras ya que dios se colgo en otra fiesta.
Mal de amores. Mal de olores. Mal de mar. Mal de miedos.
Miedo a no llegar adonde no se que quiero llegar. Miedo a avanzar a los saltos sin pisar los casilleros correctos de este juego tan divertido que no se jugar y que si me quedo me entristezco. Irse es tan dificil como estar. Juego de valientes, perdido entre la arena de mis ojos y el rojo que el cielo bebe de la boca de los muertos que esperan su lugar en el cielo rojo. Pidiendo auxilio hacia oidos olvidados que no escuchan mas que lo que hablan. Y buscando una palabra de buen aliento entre los mogolicos y retardados que no dudan en recibir a cualquier puto del orto que llora viviendo los lugares y los momentos dando su vacio de amor tan lleno de buenas palabras de ser lo que se es.
Que se es cuando se es? Soledad de ser lo que se es. Y el viento golpea fuerte contra los vidrios de las ventanas que no tengo en este templo de mujeres renegadas por su concha de asquerosa presencia femenina convencidas de ser lo que son. Pura carne de cerda, botellas de leche de pequeños guerreros jamoncitos. Infectadas de religion berreta. Manipuladas y manipuladoras de los sentimientos que se deben sentir. Y se deben pagar. Y estan en deuda y se olvidan y el angel atrasado se traga todas las uvas del semillon que las penetra y las voltea y las rebela y las desordena y las eleva hasta una altura donde llegan a ver el barco que se va junto al angel que les robo sus libros y sus carteras y sus fotos y sus relojes llenos del tiempo del pasado que tambien les suena a tango que no conocen y que no cantan.
Aprendi algo en estos años? Aprendi algo en mi vida? Me pregunto y tengo repuestas que no me llevan a ninguna parte. Donde se cambia de tren en el medio del viaje? Que elogios tiene mi presencia? Cuanta agua aun debe brotar de mi alma hasta purificar este karma de ser lo que se es?
Tiempo para dejar de tener tiempo. Apurando los tantos que ya no hay tiempo. Escuchando los gritos del angel y viendolo a contraluz abriendose de alma hacia mi, moviendo sus manos freneticamente… Gritos de angel que suenan como cantos de angel, pidiendome perdon por ser solamente un tarado mas disfrazado de angel. Angeles de anunciaciones, angeles de la muerte, baile de disfraces donde todos somos angeles. Angeles asesinos y angeles pasteros. Angelitos negros rellenos de blanca y lechosa espumita del corazon del angel. Angel mio que estas aqui a mi lado y atrasas en tiempo y provocaciones. Reflejos tardios y decisiones equivocadas. Fisurado y desafinado, improvisando mi cancion junto al coro. Ladron de tristezas y bailarin supremo por sobre todos los canguros.
Yo llegue y las flores ya estaban marchitas. Creo que yo no las marchite.


Fabian Bachrach

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