octubre 31, 2005

El Cuerpo Magnético


Hace más de cuarenta y cinco años que en el teatro ensayo servirme de mi cuerpo como de un instrumento. Esta frecuentación cotidiana, hecha de pequeños descubrimientos y de grandes interrogantes, ha insuflado en mí una especie de sentimiento comparable al de una conversión.

Hoy día creo haber contraído con el cuerpo humano un fervor religioso. No hablo de este cuerpo limitado a la piel y a los cinco sentidos sino, digamos, del cuerpo integral, magnético, tal vez místico.

Lo que ha facilitado "nuestra aproximación" es la soledad en la cual me sumerge la sociedad de los humanos que subconscientemente, sin duda, se ingenia en romperlo todo y en levantar barreras entre lo que me parece ser la Verdadera Vida y yo. Cuando, a continuación de ese "gran quiebre" cumplido por la sociedad, tanto sobre el plano de la enseñanza, como de la educación, los programas políticos, los cismas religiosos- ellos también políticos- como sobre la confusión que arrojan los conflictos entre la libertad y la licencia; la explotación marxista, psicoanalítica, anti-cristiana, en detrimento del verdadero socialismo, el verdadero psicoanálisis, de la verdadera cristiandad, me encuentro rodeado de ruinas, mi cuerpo, tan simple pero "completo" está allí, haciéndome comprender que nosotros dos somos capaces de reconstruir "el Templo".

Siempre he tenido una admiración respetuosa, pero lejana, por los estudiosos de las grutas y cavernas. Lo más lejana posible porque sufro de claustrofobia, recuerdo tal vez de mi existencia intrauterina o de las hazañas de mi gentil hermano, cuatro años mayor, cuando me aprisionaba bajo las ropas de mi cuna.

Pero la investigación al interior del cuerpo humano me atrae, porque ella abunda en panoramas maravillosos, como cuando en la montaña se abren “ventanas" entre las nubes para descubrirnos horizontes nuevos.

El ser humano siempre me ha hecho pensar en un árbol, un árbol que echa raíces por los pies, se tiene derecho sobre su tronco, la cabeza aspira al cielo, mientras sus dos brazos en abanico se extienden, palmas abiertas, para recibir el alimento del sol. A un árbol que además, cuando la persona envejece, sufre la fractura del cuello del fémur, como su hermano vegetal cuando se rompe una de sus ramas principales.

Por ilusión óptica creemos que el árbol es como un ser erguido hacia el cielo, implorando vida y vigor. De hecho el árbol está más bien concentrado en las profundidades del suelo, los abismos nutricios de la Tierra, a fin de extraer de allí la savia que le permitirá establecer con el aire del cielo una doble circulación: el intercambio de la vida. Y sucede en el hombre como en el árbol, él extrae de la naturaleza terrestre, de la materia, lo necesario para dirigirse hacia el cielo. Para el hombre como para el árbol la vida es: intercambio.

La palabra es a la planta humana lo que la flor es al árbol. ¿Podríamos imaginar una flor sin su tallo y sus hojas, sin las ramas unidas al tronco y hasta en la succión de las raíces? Como la flor, la palabra humana hace parte carnal del cuerpo humano. Las ideas aparecen y desaparecen, se desenvuelven, florecen, se expanden, se mustian, caen, forman un humus de donde se originarán nuevas ideas según el ritmo del eterno retorno. Las ideas son cíclicas, giran en círculo.

"El genio más íntimo de cada pueblo, su alma profunda, está sobre todo en su lenguaje", dice Michelet.

Si el alma profunda de un pueblo está contenida en la palabra es que ella es ante todo la emanación más sutil de su cuerpo; la palabra es el resultado de una pantomima bucal, hecha de respiración y de contracción muscular. El alma profunda se expresa de partida por la imitación carnal de una acción, y no por las ideas que en ella se encierran.

Tomemos, por ejemplo, la acción de un pájaro que se mantiene y se desplaza en el aire. Esta acción es observada al mismo instante por un inglés, un alemán y un francés.

El inglés será impresionado por la fase de la acción que permite al pájaro desplazarse a gran velocidad, como un "jet". La palabra imitativa que encontrará es: “To fly”. Eficacia.

El alemán será impresionado por el trabajo que el pájaro debe efectuar para mantenerse en el aire, el batir de las alas. Su imitación será hacer articular a sus labios la palabra: “fliegen-fliegen-fliegen”.

El francés será impresionado por el hecho de estar suspendido en el aire. Como alguien sostenido por los cabellos, dirá: “Voler”.

Así vemos una misma acción que ha sido observada por el “alma profunda" de tres temperamentos diferentes y expresada por imitaciones gestuales y respiradas, se podría decir "danzadas" con la boca. Esto no es una excepción. Veamos el acto de amar.

El francés dice: “je t'aime”. El tiende los labios, los abre y los aprieta.

El inglés dice: “I love you”. El abre sus labios como un orificio y los avanza con deseo.

El alemán: “lch liebe dich”. El va y viene apasionado de besos intercambiados.

El ruso: “Ju lioubliou vass”. ¡ Se tiene agua en la boca !

Se podría hacer una sabrosa coreografía con el Ballet de las Lenguas. Sería un hermoso film a lo Walt Disney.

Creo que la palabra es inseparable del gesto. La palabra es una danza para las orejas y el gesto es una música para los ojos. El arte del gesto es más antiguo aún que el del lenguaje. Es tan antiguo como el Amor, el más antiguo de todos los dioses, Si, poniendo de lado la palabra, me sumerjo en el Arte del Gesto, permanezco confundido de admiración ante las infinitas posibilidades y los matices tan sutiles de los recursos gestuales del cuerpo humano; y no me sorprende que las partes constitutivas de la música hayan sido, desde la más remota antigüedad: la poesía = palabra; el canto = virtuosidad respiratoria;
la danza = virtuosidad gestual.

El arte del gesto sin duda ha alcanzado su perfección en el teatro del extremo oriente : el japonés y el chino.

"Se puede juzgar el reino de un soberano por las danzas que han tenido lugar en el curso de su época". (Proverbio chino).

Podemos decir que entre el gesto y la palabra, toda la diferencia está en que uno se dirige a la vista y el otro al oído, pero no hay entre ambos ninguna desigualdad, ambos presentan el mismo interés y brotan de la misma fuente.

¿Estamos al presente suficientemente preparados para lanzarnos a la búsqueda del sentido de este cuerpo humano? Esta maravillosa biomecánica que ha estado a nuestra disposición desde nuestro nacimiento.

Un buen día emergemos de las Tinieblas. Todas las "génesis" tienen como mito la Noche:



La semilla, en el vientre de la Tierra;
el niño, en el seno de su madre;
el insecto, en la oscuridad de la crisálida.



Pero las tinieblas no son la Nada. Es entonces probable que antes, nosotros éramos ya algo. Puede ser que viviéramos parcelados, en trozos por armar, en moléculas separadas. Esto no tiene importancia, porque sobrepasa cuanto podemos imaginar. Digamos que hasta no tener mayor información, esto no nos atañe. Lo que cuenta es que desde la aparición a la Luz, un buen día, se produjo como un "encendido".

En otro "buen día" desapareceremos en las Tinieblas que no son la Nada. ¿En qué nos transformaremos? Misterio. Ninguna indicación precisa, entonces no nos incumbe. Pero entre estos dos "buenos días" está la trayectoria de la vida, cuya duración no es medida en tiempo absoluto. Ella pertenece al mundo de lo efímero. Las estrellas errantes que perforan repentinamente la noche y desaparecen un segundo después, me hacen pensar en la vida humana. Esto es lo que nos concierne : lo que pasa durante la trayectoria.

"Un ser viviente es un objeto que tiene un proyecto", decía Jacques Monod. Lo mismo que se mezclan varios ingredientes para preparar un alimento, igual este ensamblaje bioquímico, puesto al fuego, ha producido un ser viviente. Es un plato que se nos ofrece y que debemos comer con apetito y gratitud.

La vida humana me hace pensar entonces en una bola de fuego lanzada al Espacio. Durante su trayectoria esta bola de fuego envía simultáneamente una llama, luz y un reflejo.

La llama animada por el Deseo, después por el Amor, engendra la pasión del "Super Ser", de la superación de sí. Esta llama es mantenida por los ardientes, los condenados a la Esperanza.

La luz por su claridad engendra la inteligencia. Ella ve o cree ver con justeza: ella comprende y nos ayuda a comprender... un poco.

El reflejo, por un sutil juego de espejos que nos desdoblan, engendra la consciencia. Esta, lúcida, se da cuenta bien pronto del carácter efímero de nuestra vida y ante la angustia creciente de la Muerte - que no es en sí una realidad - va a refugiarse en la Risa.

Sin la idea de la Muerte y sin la visión del Doble, nosotros no hubiéramos podido descubrir la Risa.

Este tetraedro, este "sputnik" humano, no es un cuerpo aislado como bajo una campana de vidrio; él forma parte del Todo. Está religado a todo, a lo más grande como a lo más pequeño. Está embarcado en el drama universal y es al interior de este drama que deberá "jugar" su rol, tener su oportunidad. No podrá salir de esta situación. No se cuestiona el separarse del "juego" y salirse de la cancha. Somos todos solidarios los unos a los otros; todos los seres no hacen más que Uno. Somos los reflejos minúsculos del cosmos y en sincronismo absoluto con él, y somos igualmente la representación absoluta de la más pequeña célula viviente. "Si, en una bella noche de verano, se está suficientemente atento - nos hace notar Claudel - uno percibe que las estrellas hacen ruido." Este pequeño descubrimiento lo hacía sonreír de alegría.... ¡ no sin malicia !

De hecho, si se está suficientemente atento, se recoge de tiempo en tiempo "rachas de conversión" ... como una especie de insolación. Cada revelación que venga del exterior no tiene lugar sino cuando despierta lo que dormía en nosotros. Esa es la razón que me hace buscar influencias. No se puede ser influenciado sino por lo que se nos parece, pero a un mejor nivel. Nos descubrimos súbitamente bajo una forma que nos lleva a lo que en nosotros esperaba ser revelado.

Todo ser viviente es un mundo. El ser humano lo es. Desde la bacteria, pasando por el hombre, hasta el cosmos no hay más que una gran unidad universal. Pero en la gran masa del universo, desde la materia bruta a las plantas, desde los animales hasta las ruedas de reloj de los astros, el ser humano es un animal extraño por la sola razón que, vestido de una consciencia él se desdobla . "Este cuerpo, yo lo vivo,- y, al mismo tiempo, yo lo veo". (Claudel). El ser humano tiene entonces una facultad particular que es la de poder en el mismo momento vivir y verse vivir.

Al mismo instante, él es acción y representación. Actor y espectador. La vida humana es un teatro. El vive el drama de la vida pero, igualmente, él asiste al drama de la vida. Rueda sobre sí mismo y es consciente de sus volteretas. Al momento en que muere, renace; como la noche que posibilita la venida del alba, la cual deja lugar al día que hace posible la declinación del sol, al que va a suceder una nueva noche. El rueda sobre sí mismo como la sucesión de las estaciones.

Igual en el teatro: se muere para renacer. El teatro es un estado de continuo renacimiento, vuelve a trazar incansablemente la sinuosidad de los ciclos humanos. En comunión íntima con lo infinitamente grande y con lo infinitamente pequeño, cada una de nuestras moléculas reacciona como un mundo. Nos encontramos entonces arrebatados, aspirados, basculados, desequilibrados, precipitados, reestablecidos, retenidos, proyectados en un inmenso torbellino, en una danza frenética que obedece a leyes naturales que ignoramos, pero que nuestros instintos presienten. Arrastrados por el desencadenamiento del ritmo universal, reaccionamos como "comparsas". Somos empujados como comparsas a ese gran ballet gigantesco. Y gracias a la "vigilancia" que nos procura la “consciencia de sí" debemos adquirir una cierta maestría de nuestras conductas "espontáneas". Este teatro que es nuestra vida es una verdadera ciencia: la ciencia del comportamiento de los seres vivientes, y particularmente de los seres humanos. Llegar a controlar nuestras espontaneidades, tal es el código de la conducta humana. En cada instante que vivimos, convergen un mínimo de cinco comportamientos simultáneos:

1.- vida social
2.- existencia individual
3.- silencio de la vida en curso
4.- el Destino
5.- los instintos.

Vida Social.- Para la vida social, el ser humano proyecta un personaje que él controla; este personaje se pone en relación con los Otros", recibe, responde, acepta, rechaza, establece un "comercio" próximo o distante con los Otros. Participa en la conversación general, en el diálogo. Es un personaje de sociedad.

Existencia Individual.- Pero al mismo tiempo el ser humano asiste a este espectáculo y su ser fundamental guarda para sí su opinión personal que no comunica a los otros. En tanto que una parte de él mantiene los intercambios con el exterior, una otra parte es capaz de componer su pequeño monólogo interior. Es as! como a las escenas dialogadas, se agregan en el teatro los monólogos (monólogo de Titus, de Hamlet, estancias del Cid, etc,).

Silencio de la Vida.- Pero todo este bonito mundo, a la vez compuesto de individuos monologantes y de personajes sociales dialogando los unos con los otros, todo este mundo chapotea en el Silencio. Entre ellos hay adultos, niños, jóvenes, que se ven por primera vez. De súbito la mirada del joven encuentra la mirada de la muchacha. Los ojos se clavan los unos a los otros. Sus labios se tienden, su pecho estalla, su sangre hierve. Se vuelven sordos. Las conversaciones se desvanecen en el aire, la idea de un monólogo es impensable. Sólo el silencio del momento presente los envuelve como una espesa nube mitológica. Un gran amor está en vías de nacer.

Mucho más tarde, casados, después de haber tenido varios hijos y haber vivido mucho, cuando los dos viejos amantes recuerden el momento de su primer encuentro, ni él ni ella se acordarán de la gente que componía ese "bonito mundo", de qué se hablaba, ni del lugar en que esto ocurría.

En el teatro, sólo la danza o los mimos pueden describir este momento impresionante del Silencio de la vida,

Sucede igualmente con el torero y el toro en el momento de la estocada. los dos amantes de la muerte súbitamente se ven. No hay arena, no hay muchedumbre, no hay música de Bizet. Ellos se envuelven en el Silencio.

El Destino.- Pero todo este bonito mundo" que dialoga, monologa o vive en el silencio, evoluciona en un medio ambiente. En este medio hacen equilibrios o flotan los enviados de los dioses, los encargados del Destino. Estos, sin prevenir a nadie, van a golpear. Es el imprevisto que sucede... En el teatro: el “Deus ex machina”.

Los Instintos.- En fin, en cada ser humano que forma parte de esta honorable sociedad, hay al costado del personaje social otro ser que es "causa" del ser fundamental, y al que no se debe mirar en menos, un tercer ser que yo llamaría “el ser del instinto".

Si, como lo hemos visto, somos hechos por los Otros, somos, sobre todo hechos por los Nuestros. Nuestros ancestros más alejados depositan a cada generación un humus que servirá a la fabricación de nuevas generaciones. Nuestra vida anterior es una realidad. ¿No existe acaso el código genético? La superposición de depósitos ancestrales forma una misteriosa capa comparable a las capas geológicas que forman la personalidad de los terrenos.

Este ser del instinto es sorprendente entre los animales : un perro pastor, un perro de caza, un perro de aguas, no obedecen a los mismos instintos.

El instinto es lo que hemos adquirido de nuestros ancestros. Este ser de instinto que viene de mis vidas anteriores se agita al fondo de mí al punto que a veces es necesario que lo calme, si no quiero estallar escandalosamente en medio de la honorable sociedad.

Otras veces, me sucederá conducirme de tal o cual manera y yo seré el primer sorprendido. Sólo después constato que esto no venía de mí sino de un ancestro. " i Este es un rasgo de mi abuelo ! " o bien: "¿Qué quieres? i no se tiene impunemente trescientos años de vino en las venas ! "

Todo lo dicho es un resumen de la lección que he recibido del teatro: poesía de lo efímero.

El teatro es el arte del hombre y de su doble. El teatro nos hace entrever una ciencia complicada y fundamental: la ciencia del comportamiento de los seres vivientes, ciencia del hombre por excelencia. Esta ciencia me parece de una importancia capital. Estamos lejos de la idea que la gente se hace habitualmente del teatro: una diversión, una manera agradable de digerir.

Es por esto que no quiero recurrir - para estudiar esta ciencia - a otra cosa que no sea el cuerpo humano lanzado en el Espacio.

Jean-Louís Barrault

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a quien corresponda,sabe no deseo hacerle perder el tiempo a nadie pero tengo la gran necesidad de encontrar el significado de la palabra HUMUS,o quizas saber que relacion tiene esta palabra con Jesus Cristo y la humanidad,no conocia esta palabra,nunca la habia escuchado pero lo curioso es que tuve un sueño muy significativo y la palabra HUMUS es como la base de mi sueño,ansio saber que es esta palabra-necesito saber creo que podria ser muy importante para mi vida,me atrevo decir que asi de importante es,por favor envienme alguna respuesta,atte.miguel alvarez
www.sleepyhousem@hotmail.com
gracias

Fabian dijo...

Hola Miguel!
No se... te puedo dar el significado de HUMUS pero yo creo
que solamente te voy a dar una desilusion, porque no veo el hilo conductor entre HUMUS y tu sueño...

Humus significa GARBANZO.
Espero poder haberte ayudado.
Un abrazo.
Fabian