octubre 27, 2005

Wong Kar-Wai: Un poema nunca se termina


Son pocos los nombres en el cine contemporáneo capaces de acarrear el aura de misterio que tiene el de Wong Kar-Wai. Su rostro puede no ser muy conocido, y esos anteojos negros que jamás se quita tampoco ayudan a solucionar el enigma, pero el aura de este realizador nacido en Shanghai en 1958 —y radicado, desde los 5 años, en Hong Kong— se expresa a través de sus películas, complejos tapices sensoriales, visuales y emocionales que suelen dejar al espectador absorto, en una especie de éxtasis cinematográfico del que cuesta mucho recuperarse. ¿Cómo se ve una película convencional después de asistir a un festín para los sentidos como Days of Being Wild? ¿Cómo se arma una historia de amores contrariados tras Con ánimo de amar? ¿Cómo se mira Buenos Aires después de verla en Felices juntos?

El misterio se multiplica cuando uno se entera cómo es que Wong llega a esas películas, cómo filma, improvisa, arranca y para, se arrepiente, vuelve a filmar, tira todo a la basura y empieza de nuevo. Cómo cambia de actores, de historia, de época, de lugar y de trama en medio del rodaje. Cómo dos meses de filmación se convierten en tres, diez, un año o varios. De hecho, cuando el tiempo empezó a pasar y su nuevo filme, 2046, parecía no terminarse, muchos bromeaban con que el título era, en realidad, el año en el que iba a estrenarse. Es que el filme, que llega este jueves a la Argentina, comenzó a rodarse en 1999, a la par de Con ánimo.... Iba a ser un filme futurista —eso se anunció—, pero terminó siendo una "continuación" de aquella dolorosa historia de amor que protagonizaron Tony Leung y Maggie Cheung.

Un día más tarde de lo prometido y en una versión "incompleta", Wong presentó 2046 en la competencia de Cannes. Y a la mañana siguiente se reunió con pocos miembros de la prensa para hablar de su película. Sin quitarse los anteojos nunca, con su inglés acentuado y una mezcla curiosa de sinceridad y distanciamiento, el director de Chungking Express mostró algunas de sus cartas.

El título de la película y comentarios previos, daban a entender de que se trataba de un filme de ciencia-ficción. Sin embargo, no lo es. ¿Qué sucedió?

El número 2046 no sólo significa mucho para mí sino para todos en Hong Kong. Tuvimos la idea del filme en 1997 cuando Hong Kong volvió a China y el gobierno prometió que durante 50 años no iba a haber cambios. Y 2046 marca el último año de esa promesa. Eso me disparó a hacerme preguntas: ¿se puede mantener algo sin que cambie durante tanto tiempo? ¿Esa promesa funciona para las historias de amor? ¿Y si yo cambio? ¿Y si ella cambia? Me pareció una idea interesante crear un filme basado en un número, en una promesa.

"2046" ahora es el título de la novela futurista que el personaje de Tony Leung escribe y el número de la habitación del hotel donde transcurre buena parte de la historia...

La historia futurista se hizo cada vez más corta porque me frustraba. Al principio era un 30% y quedó en un 15. Y la razón por la que la historia sucede en 1966 es porque los personajes vienen de Con ánimo.... Para mí, 2046 es como un sueño. Son cosas reales las que pasan, pero un poco vagas. No intento que el filme sea poesía, pero creo que cada imagen puede ser considerada poética.

Las alusiones políticas también funcionan por debajo, como un contrapunto muy sutil de la historia...

La película es como un diario. El modelo del personaje de Tony es un escritor de los '60, Liu Yichang. Era un escritor muy serio que vino de China y para sobrevivir tuvo que escribir cualquier tipo de historias: artes marciales, eróticas. Tenía que escribir 20.000 palabras por día para mantener a su familia. Después de 20 años publicaron toda su obra y era como un gran libro, como La guerra y la paz. No tiene estructura, pero al leer sus novelas podés ver qué pasó en Hong Kong en esos años. Yo quería que 2046 fuese así. No quería comentar sobre una situación política particular. Es la vida, y vos podes verla y sacar tus propias conclusiones.

¿Siempre fue su idea que el filme fuese una continuación de "Con ánimo de amar" o fue un cambio posterior?

Me pasó como a los personajes de 2046: traté de cambiar, pero fallé. Quería hacer algo distinto, pero todavía estoy buscándolo. La película es una continuación, no una secuela. Al principio pensé, me olvido y hago otra cosa, pero cuanto más pensaba en irme, más terminaba volviendo. El filme es sobre alguien que quiere huir del pasado pero por más que trata de olvidarlo, no puede. Y tiene que tratar de aprender a vivir con eso.

El pasado es el personaje de Maggie, que casi no aparece en la película, aún cuando filmó escenas. ¿Por qué no está?

Supuestamente ella es un fantasma del pasado, por eso figura como "aparición especial" (se ríe). Maggie es de la familia. Yo quería hacer algo con ella para 2046, pero después me di cuenta de que no podíamos arruinar la imagen de esa mujer. Si la mostrábamos mucho, el resto del elenco pasaba a segundo plano. Y Tony está tratando de escaparse de su recuerdo.

La película es como una sumatoria de sus trazos estilísticos más reconocibles. ¿Cómo explica esa recurrencia con ciertos motivos, objetos, figuras?

Mi estilo no es algo preconcebido, es algo que nace del instinto. En los cuatro años en los que rodamos pasaron muchas cosas. La epidemia del SARS demoró todo, los actores tenían otros compromisos, se iban y venían. El 90% del tiempo fue esperar y sólo el 10 de filmar. Y la historia fue cambiando. Tuvimos mucho tiempo para reflexionar sobre lo que hacíamos. Y eso es lo peor, porque querés cambiar más cosas. El estilo nace como una manera de solucionar problemas.

¿Se puede decir que "2046" cierra una trilogía iniciada con "Days of Being Wild" y centrada en los años '60?

2046 terminó siendo una suma de todas mis películas anteriores. Es como una reunión de momentos pasados, en el que aparecen personajes y actores de otras películas. Days..., Con ánimo... y 2046 tienen una continuidad narrativa. Sería interesante ponerlas juntas y ver la historia completa. Las primeras serían los primeros capítulos, los primeros movimientos de 2046, que es la sinfonía completa.

El tema también está en todas las anteriores suyas: el amor, su ausencia, el arrepentimiento, la tristeza, la imposibilidad de recuperar lo que se perdió…

A Chow (el personaje de Leung) él le pasa lo mismo que a mí: trata de escapar del pasado pero termina entendiendo que cuánto más trata de olvidarlo más lo recuerda. Y que al final tiene que aprender a vivir con él y que tal vez, algún día, los recuerdos se irán. Yo creo que una historia de amor no desaparece. Si tenés memoria, va a durar muchos años. O para siempre.

En el filme, el personaje de Tony vive tres historias con tres mujeres (Gong Li, Zhang Ziyi y Faye Wong). En algún momento se comentó que pensaba inspirarse en tres operas. ¿Es cierto?

Yo quería dividir la historia en tres partes, tres etapas. Faye (la hija del encargado del hotel) es el futuro, Zhang (la bailarina que se aloja en el cuarto 2046) es el presente, y Gong Li (la jugadora del casino) es el pasado. Al principio pensamos en tres arquitecturas: Madame Butterfly, Tosca y Norma. Pero la historia cambió y sólo sobrevivió fue Tosca. La película es como una opera, pero no quería usar un argumento operístico. Para mí, la opera es una tragedia sobre promesas y traiciones. Pero los productores no quieren que hable de opera, dicen que nadie va a ir a ver la película.

La música no es sólo operística, si bien las actitudes y emociones lo son...

Una de las preguntas que me hacía era: ¿qué tipo de música se escuchará en el 2046? Para esas escenas elegimos algo clásico, algo que sea como un desierto, como una montaña. Algo que siempre estuvo ahí. Cada personaje tiene un tema. Ziyi es una bailarina y usamos con ella música que se bailaba entonces (Xavier Cugat, Dean Martin, Nat King Cole). La de Gong Li es más clásica.

Trabajó con el compositor de Fassbinder, Peer Raben. ¿Cómo lo contactó?

Hace tres años fui a Alemania y quise conocerlo. Me encanta Fassbinder y la música de sus películas. Peer tiene más de 70 años y está algo enfermo. Nos juntamos y le pregunté si sería posible que hiciera algo para mí. Me dijo que lo iba a pensar y después me mandó un CD con la música, sin ver nada de 2046. Lo hizo por su cuenta y fue genial. Es muy difícil para mí trabajar con compositores porque soy cabeza dura y muy persistente con un arreglo o un sonido. Y es muy difícil porque la música es algo abstracto. Como cineasta, lo que me importa es que la música tenga química con la imagen. Hay compositores a los que no les importa eso. Para ellos hay buena y mala música. Para mí, la buena música es la que funciona con la imagen.

En los últimos meses se supo de los nuevos proyectos de Wong. Una película con Nicole Kidman llamada The Lady From Shanghai, que no tiene nada que ver con la de Orson Welles ("Para mí, Nicole es una mujer de una película de Hitchcock: muy peligrosa o en peligro", dijo) y Grand Master, una biografía del instructor de artes marciales de Bruce Lee, que será encarnado por Leung, su actor-fetiche. "Tony me entiende, sabe como son mis métodos y no se impresiona —explica—. No creo que muchos actores quieran o puedan comprometerse a trabajar cuatro años en una película. Hace falta confianza".

Hace poco se anunció que su compañía firmó un contrato con Fox para coproducir películas. Eso sí, dice que no lo verán convertido en el nuevo John Woo. "Sé que en algún momento podré trabajar con actores europeos o americanos —dice—, pero hacer películas de Hollywood sería muy peligroso... para ellos. No creo que nadie quiera sentarse a esperar a que termine El Hombre Araña. He hecho películas en Argentina y en Tailandia, podría hacerlas en cualquier lado. Eso no importa. Lo que importa es encontrar un tema."

Wong, que de no haber sido cineasta, dijo, le hubiese gustado ser barman "para escuchar las historias de la gente", es reservado respecto a su vida privada, aunque se sabe que es casado y tiene un hijo ("El no vio mis películas, no quiero que después haga preguntas", dice). Sin embargo, admite que hay mucho de sí mismo en el filme. "Al principio pensé que estaba haciendo un filme sobre las memorias del escritor, pero después me di cuenta que era una película sobre mí, sobre nosotros y sobre nuestra manera de hacer cine".

Gong Li y la mano de Dios. Una de las obras maestras de Wong Kar-Wai tal vez nunca se vea por acá. Se trata de La mano (así, en castellano), el corto que hizo para Eros, un tríptico que compartió con Michelángelo Antonioni y Steven Soderbergh. Es una historia sutilmente erótica acerca de Miss Hua, una "dama de compañía" (Gong Li), y su relación con Zhang, un aprendiz de sastre (Chang Chen), que empieza como un juego sexual y se convierte en un triste drama en tanto el tiempo pasa y la bella Hua entra en decadencia y la pobreza, y Zhang es el único que se preocupa por ella.

"Es un proyecto que inició Antonioni —dice—. El Maestro me contactó, yo llamé a Gong Li y filmamos en dos semanas que estuvo detenido el rodaje de 2046. Filmamos rápido, intensamente, pero fue una muy buena experiencia. Comparada con 2046 fue como una vacación."

Después de esa experiencia, Wong le ofreció a Li el papel de 2046. "Le dije que era un rol importante, pero que sólo estaría en pantalla diez minutos. Ella lo pensó un rato y aceptó. 'Solo por vos', me dijo. Fue muy generosa. En algún momento nos gustaría contar la historia de esa jugadora de casino y su guante negro".

Un filme con dos versiones:
Un poema nunca se termina, sólo se abandona...
Paul Valéry

La fama de Wong es parte integral de su estilo, y bien se podría argumentar que esos rompecabezas impresionistas que son sus filmes surgen como una necesidad de atar todos esos lazos y escenas filmados y desperdigados a lo largo de años de rodaje. ¿Es en la sala de montaje, entonces, donde la magia aparece?

Sí y no. La magia de la fotografía de Christopher Doyle (a los que hay que sumar aquí a Kwan Pun-Leung y Lai Yiu-Fai), el vestuario y diseño de producción de William Chang, y el romanticismo del director impregnan cada fotograma aún antes de sus variadas deconstrucciones. Pero, especialmente en 2046, ese después es clave para terminar de entender su cine.

Wong llegó a la primera proyección que se hizo en Cannes con un día de retraso y con una versión que, el mismo reconoció, estaba "terminada... por ahora". Todas las claves de su cine estaban ahí: la elegancia, la atmósfera romántica y la sensualidad de Con ánimo de amar. Pero también tenía problemas: excesivamente manierista, Wong parecía haber olvidado clarificar algunos puntos clave de la historia.

En el éxtasis del momento (su cine hipnotiza, por lo que muchas veces asuntos como la "lógica narrativa" se pasan por alto), esos problemas no importaron. Pero Wong se fue de Cannes sin premios y decidió volver al trabajo: no sólo para terminar los efectos especiales de las escenas futuristas, sino para retocar la estructura del filme. La Versión 2.0 de la película (la definitiva, la que ahora llega aquí) que Wong estrenó en Shanghai cinco meses después, modifica varios puntos de la historia (reordenando escenas, agregando unas, sacando otras, quitando canciones y poniendo una memorable escenita con Maggie Cheung) hasta hacer que todo encaje y funcione con una perfección poética que antes no tenía.

"Decidí ir a Cannes para obligarme a terminar —admitía—. También porque se nos acabaron los fondos. De todas mis películas fue la más difícil de soltar". Allí Wong dijo que la demora era por culpa de los efectos especiales. Pero varios allegados —entre ellos Tony Rayns, el especialista que subtitula al inglés sus películas— revelaron que ese no fue el único tema. "Para mí —dijo Rayns—, la película hizo click en su cabeza diez días antes de Cannes. Y necesitaba más tiempo para estar terminada. Ahora es mejor, más redonda y coherente".

Los que quieran saber como era esa versión se quedarán con las ganas. Wong destruyó el armado original y ese corte no existe más.

"Puig cambió mi forma de pensar" Wong se hace un momento para hablar de Manuel Puig, a quien considera una gran influencia que se extiende por toda su obra y que explica, en un punto, el formato circular, no lineal, de lo que sucede tanto en Felices juntos (que filmó en la Argentina inspirándose en principio en la novela de Puig, The Buenos Aires Affair) y en 2046.

"El cambió mi forma de pensar las historias —dice—. Alterar el orden cambia el sentido de las cosas. Cuando la gente me pregunta qué directores me influenciaron más, les digo que aprendí de muchos, pero la persona que más me influenció fue Puig". De cualquier manera, no tiene buenos recuerdos de los que tienen los derechos de sus libros. "No es gente muy simpática y no facilitan la tarea para que uno pueda adaptar una de sus novelas"
Diego Lerer

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente post, la verdad no habia tenido en cuenta toda la informacion sobre 2046, a mi el film me encanto, no habia podido ver con animos... pero reconocí al instante en una de las escenas la chispa que te dice que todo esta relacionado con lo anterior . Recientemente estuve discutiendo con un amigo sobre 2046 y él argumentaba que era larguisima, demasiado extensa para su gusto, yo creo que el problema que tuvo el film es la narracion, hay algo mas que necesito como amoldante de todos los fragmentos, pero aún asi mientras mas uno se adentra en el film encuentra la poesía que necesitaba escuchar para reconocer que no es mero entretenimiento.

salugos

Anónimo dijo...

Excelente post, la verdad no habia tenido en cuenta toda la informacion sobre 2046, a mi el film me encanto, no habia podido ver con animos... pero reconocí al instante en una de las escenas la chispa que te dice que todo esta relacionado con lo anterior . Recientemente estuve discutiendo con un amigo sobre 2046 y él argumentaba que era larguisima, demasiado extensa para su gusto, yo creo que el problema que tuvo el film es la narracion, hay algo mas que necesito como amoldante de todos los fragmentos, pero aún asi mientras mas uno se adentra en el film encuentra la poesía que necesitaba escuchar para reconocer que no es mero entretenimiento.

saludos